
Parecerá un crimen que no haya leído este clásico de la literatura peruana teniéndolo en mi casa desde hace tanto tiempo, pero por ahí dicen que hay una primera vez para todo. Al parecer este libro le perteneció a mi abuela, a Victoria, por lo que fue difícil que al abrirlo, no me haya emocionado.
Sin embargo, debo admitir que más allá de las historias, lo que más me gustó de TRADICIONES PERUANAS fue el lenguaje en el que fue escrito y la forma cómo el autor se dirigía al lector, con una familiaridad que sugería una complicidad. Un lenguaje que transporta con mucho facilidad a cualquier lector a ese Perú virreinal y a esa Lima de antaño llena de tradiciones y en la que se utilizaban palabras como "pelandusca" para referirnos a una prostituta o "palaciegos" a un cortesano.