jueves, 30 de enero de 2014

1. Los Inocentes de OSWALDO REYNOSO



Tuve la suerte de conocer a Oswaldo durante una feria que organizamos con Parasomnia en el 2013 y quedé encantada con su sabiduría y su humildad.

Le compré el libro "Los Inocentes", me lo dedicó pero nunca tuve la oportunidad de leerlo... Bueno, hasta ahora. 










La cubierta posterior del libro dice lo siguiente: 

OSWALDO REYNOSO (Arequipa, 1931) es uno de los escritores más influyentes y leídos del Perú. Se inició como autor de un poemario llamado Luzbel. Conoció la fama con Los inocentes, un libro que desde su aparición es editado constantemente. Ha publicado los libros En octubre no hay milagros, El escarabajo y el hombre, En busca de Aladín, Los eunucos inmortales y El goce de la piel. 

"Las muchachas arregladas y bonitas que van a los tonos me dan miedo. Meten miedo. Imposible hablarles: tembladera y tartamudeo. Y si miran como diciéndome: ¿Por qué no me sacas a bailar? Tiemblo y me escondo. Mi campo es la calle. La collera... Ahí soy atrevido. En la calle soy el capazote Colorete. Pero en los tonos me achico. Soy un cobarde."


Luego de mi lectura, estos son algunos de mis pasajes preferidos:

pp.49
" (Si Lima es Ciudad de los Reyes por algo será. Robertito, tú tienes toda la facha de un Príncipe. Eres un auténtico hijo de Lima. - Y, ¿cómo sabes tú, cómo es la facha de un Príncipe? - le pregunté asombrado a Manos voladoras. Entonces, él, afeminado como siempre, con ese tonito que me da risa, respondió: -No hay necesidad de los príncipes de verdad para imaginarse cómo son. Se les conoce por lo que dicen las novelas, por lo que se ve en el cine y por un poquito de imaginación. Y, aunque visas probremente, disculpa la franqueza, porque no siempre el hábito hace al monje, tu estilo tan aristrocrático de caminar, tu forma tan orgullosa de mirar, tu manera tan afectuosa de dar la mano, y sobre todo, el color mate pálido de tu tez y tus ojos tan grandes y tan altivos, tan negros y tan redondos denuncian, aunque no lo quieras, tu realeza, tu sangre azul. In-dis-cu-ti-ble-men-te-e-res-un-Prín-ci-pe. To-do-un-Prín-ci-pe. Y desde ese día se le metió en la cabeza que yo era un Príncipe. Porque Lima, siendo Ciudad de los Reyes, tenía que tener un Príncipe. Y me quedé con la chapa). "

pp.70
" - ¿Puedes darme el nombre de la fulana esa? Es pura curiosidad, nada más. Te guardo el secreto. Ahora, si no quieres...
   - Este... es Alicia, la hija de la señora Jesús.
El Choro Plantado, silencioso y triste, pagó la cuenta. En la radiola terminó un vals y los clientes se retiraban borrachos.
  - Ahí nos vemos, Carambola.
  - Hasta mañana, Don Mario.
El Choro Plantado, con las manos en los bolsillos y las solapas del saco levantadas, solo, parado en la puerta de la cantina, vio la casaca roja de Carambola perderse en la neblina. Y mientras caminaba dijo, despacio, hablando consigo mismo: "Casi todas las chelfas son iguales. ¡Pobre Carambola! Si supiera que su tal Alicia es más puta que una gallina. Todas las gilas son igualitititas. ¡Pobre Carambola!."

 pp. 86 
" Pero también sé que a pesar de tus gracias, de tu risa y palomillada eres triste. Eres triste porque comprendes que un muchacho como tú puede perderse. Ahí no está el Príncipe de ladrón; Colorete, de "maldito" y casi, casi perdido, Cara de Ángel, de jugador, capaz de empeñar su camisa e irse desnudo, de noche, a su casa, por una mesa de billar; Carambola que está llevando mala vida con una mujere mayor que él, Natkinkón, bohemio y jaranero; y del Chino y del Corsario, mejor no hablar de ellos. Pero tú quieres ser bueno, lo sé. Si en algo has fallado ha sido por tu familia, pobre y destruida; por tu Quinta, bulliciosa y perdida; por tu barrio, que es todo un infierno y por tu Lima. Porque en todo Lima está la tentación que te devora: billares, cine, carreras, cantinas. Y el dinero. Sobre todo el dinero, que hay que conseguirlo como sea. Pero sé que eres bueno y que algún día encontrarás un corazón a la altura de tu inocencia. " 

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